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Mostrando entradas de agosto 16, 2009

Una parábola Taoista (Osho)

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Existe una estatua de Lao Tzu, el fundador del Tao. Un joven lleva años pensando en ir a las montañas y conocer la estatua de Lao Tzu. El joven ama las palabras, la forma en que Lao Tzu ha hablado, el estilo de vida que ha llevado, pero nunca ha visto una estatua suya. No existen templos taoístas, así que hay muy pocas estatuas y todas están en las montañas, al aire libre, talladas en la misma montaña, sin techo, sin templo, sin sacerdote, sin culto. Pasan los años, y siempre muchas cosas se interponen. Pero una noche decide finalmente que debe ir, además el lugar no está lejos, sólo queda a cien millas de distancia, pero como él es pobre tendrá que caminar. A media noche –elige la noche porque al estar dormidos la esposa, los hijos y la familia no se le presentará ningún problema- coge una lámpara en sus manos, pues la noche es oscura, y se aleja del pueblo. Al salir del pueblo y dirigirse al primer mojón, surge en él un pensamiento: “¡Por Dios, cien millas, y sólo tengo dos pies! Es