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Mostrando entradas de octubre 16, 2011

Tres Cuentos

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CAMBIAR YO PARA QUE CAMBIE EL MUNDO El sufí Bayazid dice acerca de sí mismo: «De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a 'Señor, dame fuerzas par cambiar el mundo'». «A medida que fui haciéndome adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y comencé a decir: 'Señor, dame la gracia de transformar a cuantos entran en contacto conmigo. Aunque sólo sea a mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho'». «Ahora, que soy un viejo y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que yo he sido. Mi única oración es la siguiente: 'Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo'. Si yo hubiera orado de este modo desde el principio, no habría malgastado mi vida». Todo el mundo piensa en cambiar a la humanidad. Casi nadie piensa en cambiarse a sí mismo. CONFUCIO EL SABIO En cierta ocasión le decía Pu Shang a Confucio: «¿Qué clase de sabio

A los pies del Maestro

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La primera cualidad es el DISCERNIMIENTO. Se denomina así, generalmente, a la facultad de distinguir entre lo real y lo ilusorio, y la cual guía a los hombres para entrar en el Sendero. Pero también es mucho más que esto, y debe practicarse no tan sólo en los comienzos del Sendero, sino en cada una de sus etapas, diaria­mente, hasta el fin. Vosotros entráis en el Sendero porque habéis aprendido que tan sólo en él pueden encontrar­se las cosas dignas de ser alcanzadas. Los que no saben esto trabajan para adquirir riqueza y poder, pero esto dura a lo más una vida tan sólo y, por lo tanto, no es real. Hay bienes ma­yores, reales y perdurables, cuando los hayáis alcanzado, ya no desearéis jamás aquellos otros. En el mundo hay dos clases de seres: los sa­bios y los ignorantes. Esta sabiduría es la que nos interesa. La religión que un hombre profe­se, la raza a que pertenezca, importan poco; lo realmente importante es que los hombres co­nozcan el plan Divino. Porque el plan de Dios e