Hazlo todo por Dios



A UN MAHATMA SE LE ACERCO un hombre ordinario y le pregunto qué debía hacer; pensaba que no podía someterse a demasiada disciplina, por lo tanto quería saber cuál era el camino más simple en su caso. El mahatma le respondió que podía encontrar el Absoluto corriendo simplemente sin parar, y que cuando cayera exhausto Lo encontraría.


El hombre preguntó: ¿Si el Absoluto puede encontrarse corriendo, por qué no puede encontrarse simplemente sentado? Sí, respondió, tal vez es posible sentándose, pero la pregunta que surge es para que te sientas. Si estás sentándote por el Absoluto, El te encontrará; si estás corriendo por el Absoluto, El te encontrará en esa acción. Puedes hacer cualquier cosa, en realidad no tiene importancia; el punto capital es si lo haces por el Absoluto o por algún fin material. El mahatma continuó diciendo que la unidad con el Absoluto ya está aquí, que nadie tiene que adquirirla, pero como todos hemos olvidado nuestra unidad, sólo tenemos que abandonar nuestra ignorancia, abandonar nuestro estado de olvido, sirviéndonos de cualquier método.


Todos los diversos yogas (y hay cientos de ellos) conducen en una única dirección, pero la persona que quiere recorrer cualquiera de estos caminos tiene que decidir de una vez por todas que cualquier cosa que haga lo hace por el Absoluto, y entonces encontrará esta unión.


Si intentas hacer algo, por muy bien que lo hagas, si lo haces solo para cumplir tus compromisos en el mundo, descubrirás que la unión que está ya ahí no se experimenta, así que lo que hay que decidir es que todo lo que uno haga, incluso cavar la tierra o cualquier otra cosa que se elija hacer, se hace por el Absoluto.


En el Bhagavad-Gita se dice que los seres humanos deberían emprender esto a través de su propia vocación; cualquier obra que estén destinados a hacer o cualquier cosa que se encuentren ya haciendo es suficientemente buena y éste es el camino, éste es el yoga de la unidad con el Absoluto. Debe uno rendirse, y este sentimiento de rendición en sí mismo es la puerta de la liberación; un devoto siempre es liberado porque no se preocupa de nada excepto del Absoluto.


Un devoto no se somete a la disciplina simplemente lleva una vida liberada.


Supongamos que un padre de familia tiene cuatro hijos; el mayor ha terminado su formación, conseguido un empleo y está aportando algo de dinero para el mantenimiento general de la familia. El segundo hijo ha pasado sus exámenes, peo todavía no está haciendo ningún servicio y no tiene empleo, y el tercero está todavía estudiando. El cuarto no es suficientemente mayor para ir a la escuela, así que simplemente juega y disfruta. Si alguien quisiera saber cuál de los cuatro es el más querido por su padre, sería muy difícil de decidir; sin embargo, si uno lo intentase decidir diría que el más joven es el que obtiene más cariño.


Como es el más desvalido, no contribuye en nada, ni tiene siquiera la suficiente inteligencia como para aprender nada en la escuela, y sin embargo es el más querido. La madre lo quiere, y siempre que el padre llega a casa y se le sirve la comida, el hijo menor se sienta en su regazo y es alimentado por el padre. A veces el niño toma uno o dos bocados y la pone en la boca de su padre como respuesta a todo lo que está haciendo por él. Esta minúscula ofrenda de un niño proporciona al padre la mayor alegría de su vida.


Del mismo modo, el Absoluto es el padre de todo lo que existe en este universo, y no importa el que uno sea incapaz de hacer cualquier cosa, sea instruido, gane algo o no, o este ganando para devolver la deuda. Él nos ama a nosotros.


El Absoluto es muy parecido a un océano de amor a disposición de todo el mundo, pero por ignorancia los seres humanos no se dan cuenta de la disponibilidad de este océano de amor y continúan anhelando el mundo y las cosas del mundo. Si los seres humanos llegaran simplemente a conocer este océano de bienaventuranza y de amor, y si pudieran adquirir simplemente una sola gota de él, sus vidas estarían llenas de satisfacción.


Personas de todas partes de la India acuden al Ganges.


Es un flujo constante, pero en ciertas ocasiones estas personas vienen de muy lejos: se sumergen en el Ganges, recogen algo de agua en pequeños recipientes y la conservan consigo durante todo el año hasta que vuelvan de nuevo. Cada vez que tienen que realizar cualquier sacrificio o un trabajo similar, utilizan un poco de agua del Ganges y sienten que están unidos y que todo está purificado para ellos, lo cual les proporciona gran deleite. Así pues, solo hay que darse cuenta de que el Absoluto está en todas partes, de que Su amor está disponible para todo el mundo y sólo si uno pudiera apegarse a Él por completo, rendirse a Él, todo sería posible.


Extracto El Hombre que quería ENCONTRAR A DIOS Shantanand Saraswati Sahkaracharya

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