La tostada esta quemada (Extracto El Bote Vacío)Osho





El que gobierna hombres vive en la confusión,


El que es regido por hombres vive apesadumbrado.


El Tao es por esta razón deseado,


ni para influenciar a los demás


ni ser influenciado por ellos.


La forma de aclarar la confusión y liberarse de los pesares,


es vivir con el Tao en la tierra del vacío.



Si un hombre está cruzando un río


y un bote vacío colisiona con el suyo,


incluso aunque sea un hombre de mal genio,


no se encolerizará mucho.


Pero si ve a un hombre en el otro bote,


le gritará para evitar el choque.


Y si éste desoye sus advertencias, vociferará


una y otra vez, y empezará a maldecir.


Y todo porque hay alguien en ese bote.


Así pues, si el bote hubiese estado vacío,


no hubiera gritado,


ni se hubiese encolerizado.



Si tú puedes vaciar tu propio bote


cruzando el río del mundo,


nadie se te opondrá,


ni nadie buscará hacerte daño,


El árbol recto es el primero en ser cortado,


la fuente de agua clara es la primera en ser agotada.


Si deseas ahondar en tu sabiduría


y avergonzar al ignorante,


si deseas cultivar tu personalidad para eclipsar a otros,


una luz brillará a tu alrededor


como si te hubieras tragado al sol y a la luna,


y no podrás evitar la desgracia.



Un sabio ha dicho:


“El que está satisfecho consigo mismo


ha hecho un trabajo sin valor alguno".


El éxito es el principio del fracaso,


la fama es el comienzo de la desgracia.


¿Quién puede liberarse a sí mismo


de las metas y de la fama


y descender y perderse


entre las multitudes?


El que así lo haga fluirá, como el Tao, sin ser visto,


discurrirá como la vida misma


sin nombre y sin hogar.


Simple es, sin distinciones.


A los ojos de todos aparece como un tonto.


Sus pasos no dejan huella.


No tiene poder alguno.


No alcanza nada, no tiene fama.


Puesto que no juzga a nadie,


nadie le juzga.


Así es el hombre perfecto:


su bote está vacío.



¡Has venido a mí! Has dado un paso peligroso. Es un riesgo porque junto a mí te puedes perder para siempre. Acercarte a mí significa la muerte y no puede significar otra cosa. Soy como un abismo. Acércate a mí y caerás en mí. Por esto la invitación te ha sido entregada. Has oído y has venido. Se consciente de que a través de mí no vas a ganar nada. A través de mí únicamente puedes perderlo todo; porque a menos que te pierdas, lo Divino no puede suceder; a menos que desapa­rezcas totalmente, lo Divino no puede surgir. Tú eres la barrera.


Y tú te tienes en tan alta estima, te valoras tanto, estás tan lleno contigo mismo que nada puede penetrarte. Tus puertas están cerradas. Cuando desaparezcas, cuando no seas, las puertas se abrirán. Y entonces llegarás a ser como el vasto e infinito cielo.


Y esta es tu naturaleza. Esto es Tao.


Antes de penetrar en la bella parábola del Bote Vacío de Chuang Tse, me gustaría contarte una historia, que establecerá lo que va a ser la pauta en este campo de meditación en el cual es­tás entrando.


Oí que sucedió una vez, en un tiempo remoto, en algún desconocido país, que un príncipe enloqueció repentinamente.


El rey estaba desesperado, el príncipe era su único hijo, el único heredero de su trono. Se llamó a todos los magos, a todos los milagreros, los doctores fueron convocados, todo esfuerzo hu­manamente posible se hizo, pero fue en vano. Nadie pudo ayudar al joven príncipe, y permaneció loco.


El día en que perdió el juicio se despojó de todas sus ropas hasta quedar desnudo, y empezó a vivir bajo una mesa.


Creía que se había convertido en un gallo. Por último el rey tuvo que aceptar el hecho de que el príncipe había enloquecido para siempre; todos los expertos habían fallado.


Pero un día surgió una nueva esperanza. Un sabio, un sufí, un místico, llamó a las puertas del palacio y dijo: "Dadme la oportu­nidad de curar al príncipe".


Pero el rey desconfió porque aquel hombre parecía que estaba loco, más loco incluso que el príncipe. Pero el místico dijo, "Sólo yo puedo curarle. Para curar a uno que está muy loco se necesita a otro más loco aún. Y todos vuestros expertos, vuestros milagre­ros y demás han fracasado porque no conocen el ABC de la locu­ra. Ellos nunca han viajado por este sendero".


Parecía lógico, así que el rey pensó, "No puede haber ningún mal en ello, ¿por qué no probar. Y así se le concedió la oportu­nidad.


En el momento en que el rey dijo: "Ok, pruébalo", el místico se desnudó y saltó bajo la mesa y empezó a cacarear como un gallo.


El príncipe empezó a sospechar y le dijo, "¿quién eres? ¿Y qué te crees que estás haciendo?".


El viejo le contestó, "Soy un gallo más experimentado que tú.


Tú no eres nada, eres sólo un recién llegado, a lo más un aprendiz".


El príncipe le dijo: "Entonces de acuerdo: tú también eres un gallo, pero te pareces a un ser humano".


El viejo le dijo, "No te fíes de las apariencias, mira mi espíri­tu, mi alma. Soy un gallo como tú".


Se hicieron amigos. Se prometieron uno al otro que siempre vivirían juntos y convinieron que este mundo estaba contra ellos.


Unos días pasaron. De repente, un día, el viejo comenzó a ves­tirse. Se puso su camisa. El príncipe dijo, "¿Qué estás haciendo, te has vuelto loco? Un gallo intentando vestirse como un hombre".


El viejo le contestó, "Sí, lo estoy intentando, engañaré a esos tontos, a esos seres humanos. Y recuerda que aunque me vista, nada cambia. Mi condición de gallo permanece, nadie puede cambiarla. Sólo por vestirme como un ser humano, ¿crees que al­go va a cambiar en mí?". El príncipe tuvo que aceptarlo.


Unos días después el viejo persuadió al príncipe de que se vis­tiera porque el invierno se acercaba y empezaba a bajar la tem­peratura. Y entonces un día pidió comida a la gente del palacio. 'El príncipe' se puso en guardia y dijo, "¿qué estás haciendo? ¿Vas a comer como esos humanos, como ellos? Somos gallos y tene­mos que comer como gallos".


El viejo le dijo, "Nada cambiará en cuanto a este gallo. Puedes comer cualquier cosa y puedes disfrutar de cualquier cosa. Puedes vivir como un hombre y permanecer fiel a tu condición de gallo".


Poco a poco el viejo persuadió al príncipe para regresar al mundo de los hombres. Llegó a ser absolutamente normal.


Lo mismo ocurre contigo y conmigo. Y recuerda que vosotros sois sólo iniciados, principiantes. Puedes creer que eres un gallo pero sólo estás aprendiendo el alfabeto. Yo soy un alma vieja, y sólo yo puedo ayudarte. Todos los expertos han fallado, y por esto es por lo que estás aquí. Has llamado a muchas puertas; durante muchas vidas has estado buscando y nada te ha servido de ayuda.


Pero puedo decirte que yo sí puedo ayudarte porque no soy un experto, no soy un intruso. He caminado por el mismo camino, por la misma demencia, por la misma locura. He pasado por lo mismo, la misma miseria, la misma angustia, las mismas pesadillas. Y ha­ga lo que haga todo se resume en persuadirte, en persuadirte de que salgas de tu locura.


Creerse uno mismo un gallo es insensatez, creerse uno mismo un cuerpo es también una locura, incluso mayor. Creerse que uno es un gallo es locura, creerse que uno es un ser humano es una lo­cura mayor, porque tú no perteneces a forma alguna. Tanto si la apariencia es la de un gallo o la de un ser humano es irrelevante, perteneces a Lo Sin Forma, perteneces a lo Total, a La Totalidad. Por ello cualquiera que sea la apariencia que creas que eres, estás loco. No tiene forma. No perteneces a nadie, no perteneces a nin­guna casta, religión, credo, no perteneces a ningún nombre. Y a menos que llegues a carecer de forma, de nombre, nunca te vol­verás cuerdo.


Cordura significa alcanzar aquello que es natural, llegar a aquello que es lo máximo en ti, llegar a lo que está oculto tras de ti. Se requiere un gran esfuerzo porque romper la forma, dejarla, eliminarla es muy difícil. Has llegado a estar tan ligado e identi­ficado con ella...


Este Samadhi Sadhana Shibir, este campo de meditación, no es sino para persuadirte a ti para ir hacia Lo Sin Forma; cómo no permanecer ligado a la forma. Toda forma significa ego: incluso un gallo tiene su ego, y el hombre tiene el suyo propio. Toda for­ma está centrada en el ego. Carecer de forma significa ausencia de ego; entonces no estás centrado en el ego, entonces tu centro está en todas partes y en ninguna parte. Esto es posible; esto que parece imposible es posible, porque esto me ha sucedido a mí. Y cuando yo hablo, lo hago a través de la experiencia.


Dondequiera que estés yo he estado, y donde quiera que yo es­té puedes estar. Mírame tan profundamente como puedas y siénte­me tan hondamente como te sea posible, porque yo soy tu futuro, yo soy tú posibilidad.


Cuando te diga, "Entrégate a mí", quiero decir que te rindas a esta posibilidad. puedes ser curado, porque tu enfermedad es sólo una idea. El príncipe enloqueció porque se identificó con la idea de que él era un gallo. Todo el mundo está loco a menos que comprenda que no se halla identificado con forma alguna; sólo entonces la cordura.


Por esto una persona cuerda no será alguien en particular. No puede serlo. Sólo uno que esté ido puede ser alguien; a veces un gallo, a veces un hombre, un primer ministro o un presidente, o cualquier cosa. Una persona cuerda llega a sentir el ser nadie. Este es el peligro...


Tú has acudido a mí como alguien, y si me lo permites, si me das la oportunidad, este ser alguien puede desvanecerse y llegar a ser nadie, un vacío. En esto se basa todo el esfuerzo, hacerte un don nadie. Pero ¿por qué? ¿Por qué este esfuerzo para llegar a ser un don nadie? Porque a menos que te conviertas en ello no podrás ser dichoso; a menos que te conviertas en un don nadie no podrás alcanzar el éxtasis, a menos que no seas un vacío la bendición no será para ti, seguirás perdiéndote la vida.


Realmente no estás vivo, simplemente te arrastras, simple­mente te soportas como una carga. Sufrirás mucha angustia, mu­cho desespero, mucha tristeza, no tendrás ni un solo rayo de bie­naventuranza; no podrás. Si tú eres alguien, eres como un sólido bloque de piedra; nada puede penetrarte. Cuando no eres nadie, puedes empezar a hacerte poroso. Cuando no eres nadie, eres re­almente un vacío, transparente, todo puede pasar a través tuyo. No hay obstáculo, no hay barrera ni resistencia. Te convertirás en una pasividad, en una puerta.


Ahora mismo eres como una pared; una pared significa ser al­guien. Cuando seas una puerta serás una nada. Una puerta es sólo un vacío, cualquiera puede pasar a su través, no hay resistencia ni barreras. Ser alguien... estás loco; ser nadie... entonces estarás cuerdo por primera vez.


Pero la sociedad en general, la educación, la civilización, la cultura, todo te modela y te ayuda a ser alguien. Esto es lo que yo digo: la religión está en contra de la civilización, la religión está en contra de la educación, la religión está en contra de la cultura, porque la religión observa lo natural, el Tao.


Todas las civilizaciones están en contra de lo natural, porque su intención es convertirte en alguien en particular. Y cuanto más cris­talizado, estás siendo alguien, menos podrá lo divino penetrarte.


Acudes a los templos, a las iglesias, a los curas, pero ahí también estás buscando un modo de convertirte en alguien en el otro mundo, buscando un modo para alcanzar algo, un camino al éxito. La mente anheladora te sigue como una sombra. Donde quiera que vayas, vas con la idea del provecho, del alcanzar, del éxito, del realizar. Si alguno de vosotros ha venido aquí con esta idea debería partir tan rápidamente como le fuera posible, aleján­dose a la mayor velocidad de mí, porque yo no te voy a ayudar a convertirte en alguien.


Yo no soy tu enemigo. Sólo puedo ayudarte a ser un don nadie. Solo puedo empujarte al abismo... sin fondo. Nunca alcanzarás nada, simplemente te disolverás. Caerás y caerás y te disolverás, y el momento en que te disuelvas toda la existencia se sentirá en éxtasis. La totalidad de la existencia celebrará este suceso.


Buda alcanzó esto. Por cuestiones semánticas digo "alcanzó"; de otra forma la palabra es aborrecible, no hay un alcanzar, pero tú ya comprendes. Buda alcanza este vacío, esta nada. Durante dos semanas, durante catorce días continuamente, estuvo sentado en silencio, sin moverse, sin hablar, sin hacer nada.


Se dice que las deidades del cielo se turbaron; sólo en muy escasas ocasiones ocurre que alguien alcanza un vacío tan total. Toda la existencia se regocijó, por esto las deidades acudieron. Se inclinaron ante Buda y dijeron "Debes decir algo, debes expresar lo que has alcanzado". Se dice que Buda rió y dijo: "No he alcanzado nada, más bien, a causa de esta mente, que siempre anda deseosa de alcanzar algo, lo estaba perdiendo todo. No he alcanzado nada, esto no es un logro; más bien al contrario, el hacedor ha desaparecido. Yo ya no soy más, y, date cuenta de su belleza, cuando yo era, yo era desgraciado, y ahora que ya no soy, todo es bienaventuranza, la dicha llueve continuamente sobre mí, por to­das partes. Ahora no hay ya aflicción".


Buda había dicho anteriormente: "La vida es aflicción, el na­cimiento es aflicción, la muerte es aflicción, todo es desdicha. Y era desdicha porque el ego estaba ahí. El bote no estaba vacío.


Ahora el bote está vacío, ya no hay más tristeza, más aflicción, más pesadumbre. La existencia se ha convertido en una celebra­ción y debería permanecer como celebración hasta la eternidad, por y para siempre".


Esto es por lo que digo que es peligroso que hayas venido a mí. Has dado un paso arriesgado. Si tú eres valiente prepárate pa­ra el salto.


Todo el esfuerzo estriba en cómo acabar contigo, en cómo destruirte. Una vez seas destruido, lo indestructible surgirá, está ahí, escondido. Una vez que todo lo no esencial sea eliminado, lo esencial será como una llama viva, en la gloria absoluta.


Esta parábola de Chuang Tse es hermosa. El dice que un hom­bre sabio es como un bote vacío.

Comentarios

  1. Muy bueno , te lleva a reflexionar en tantas cosas!
    Es bueno saber que aun hay personas que se preocupan en hacer saber a los demas que lo escencial existe y debemos volver a eso....
    Pobre principe , no tenia conocimiento que lo escencial es invisible a los ojos....
    Fer.

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