Pedid y se os dará


Las armas del hombre del Señor no son carnales. El no hace la guerra a la manera del mundo. No utiliza armaduras de acero o bronce, la protección del egoísmo o las armas de la opresión. El simplemente avanza en la justicia, consciente de que su inocencia es su defensa. El solo utiliza las riendas del pastor y las piedras alisadas, palabras de Verdad que actúan según su voluntad. Los filisteos no se preocupan por estas armas y muchas personas se ríen de la idea de utilizar las palabras para superar una situación de dificultad. Pero las palabras hacen el trabajo para lo cual fueron creadas, y la materialidad cae frente a su firme propósito. Sabemos que el dinero debe servir al hombre, y no a la inversa.
Ningún hombre necesita ser esclavo de su hermano o postrarse delante de él para obtener dinero. No estamos vinculados a la rueda del trabajo, del incesante duro trabajo día por día, para aplacar al dios Mamón con sus mismas armas. Somos hijos del Dios de la vida, que como un Padre cariñoso que está aquí entre nosotros, donde podemos reinvindicarLo como nuestro sustento y recurso, para que nos permita conseguir las condiciones que nos prometió, una vez que Lo reconozcamos, tras rechazar a Mamón. Ese día, Dios nos entregará orgulloso al filisteo, y venceremos. Gloria a Dios.
Las cinco piedras que David eligió del arroyo representan cinco afirmaciones irrefutables de la Verdad. Estas afirmaciones, empleadas por una mente que confíe en sí misma, en su causa, y en su fuerza espiritual, aplastarán a Goliat, el gigante del error. Las afirmaciones son las siguientes:

Dios me ama. Esta conmigo en todas mis justas palabras, que gracias a ÉL llevarán a cabo todo aquello para lo que fueron creadas.

Mi causa es justa, ya que es mi derecho divino recibir todo lo que el Padre haya puesto a disposición de sus hijos.

Eliminaré de mi mente y de las mentes de los demás cualquier pensamiento que me otorgue el supuesto derecho a poseer algo. Lo que es mío me llega a través de la Ley de Dios, y en mi clara percepción de La Verdad les doy la bienvenida.

No tema la pobreza, y no debo nada a nadie.
Mi rico Padre me beneficia de todo tipo de recursos, y yo soy un poderoso canal de abundancia.

No poseo nada egoístamente, sin embargo todas las cosas que existen me pertenecen, para que las utilice y las conceda a los demás.

No permitas que el miedo de la escasez y las estrecheces económicas te mantengan pobre. Si confías en que todo lo que el Padre posee es tuyo, entonces no hay ningún motivo para economizar.

Nada ampliará tu mente y tu mundo más que la comprensión de que todo te pertenece. Una vez que has entendido que tu herencia espiritual no tiene límites, nada te faltará en tu propio mundo.
Mira a través del ojo de la abundancia; ya que “el ojo misericordioso será bendito”. Este versículo establece una ley exacta, la ley del crecimiento.
Jesús necesito rara vez del dinero, porque iba más allá del dinero hasta que llegó a la idea que éste representa, y por lo tanto consiguió gestionarlo directamente desde el reino de las ideas. Nuestro gobierno está detrás de cada billete, aunque no tenga valor. Dios está más allá de cualquier símbolo material, y tendríamos que poner nuestra fe en Él más que el símbolo, ya que cumple con todas nuestras exigencias y hace realidad nuestros deseos. Jesús nos dijo que todo lo que tenemos que hacer es pedir al Padre en su nombre, confiando en que recibiremos, y así será. Y no debemos vacilar en pedir mucho, ya que Dios puede conceder cualquier cosa con la misma facilidad.


“Pedid y se os dará” Mateo VII-7


Extracto 12 lecciones de prosperidad Charles Fillmore

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