En el Nombre del Padre del Hijo y del Espiritu Santo.
Alaben el Nombre del Señor
148:1 ¡Aleluya!
Alaben al Señor desde el cielo,
alábenlo en las alturas;
148:2 alábenlo, todos sus ángeles,
alábenlo, todos sus ejércitos.
148:3 Alábenlo, sol y luna,
alábenlo, astros luminosos;
148:4 alábenlo, espacios celestiales
y aguas que están sobre el cielo.
148:5 Alaben el nombre del Señor,
porque él lo ordenó, y fueron creados;
148:6 él los afianzó para siempre,
estableciendo una ley que no pasará.
148:7 Alaben al Señor desde la tierra,
los cetáceos y los abismos del mar;
148:8 el rayo, el granizo, la nieve, la bruma,
y el viento huracanado
que obedece a sus órdenes.
148:9 Las montañas y todas las colinas,
los árboles frutales y todos los cedros;
148:10 las fieras y los animales domésticos,
los reptiles y los pájaros alados.
148:11 Los reyes de la tierra y todas las naciones,
los príncipes y los gobernantes de la tierra;
148:12 los ancianos, los jóvenes y los niños,
148:13 alaben el nombre del Señor.
Porque sólo su Nombre es sublime;
su majestad está sobre el cielo y la tierra,
148:14 y él exalta la fuerza de su pueblo.
¡A él, la alabanza de todos sus fieles,
y de Israel, el pueblo de sus amigos!
¡Aleluya!
Alaben al Señor desde el cielo,
alábenlo en las alturas;
148:2 alábenlo, todos sus ángeles,
alábenlo, todos sus ejércitos.
148:3 Alábenlo, sol y luna,
alábenlo, astros luminosos;
148:4 alábenlo, espacios celestiales
y aguas que están sobre el cielo.
148:5 Alaben el nombre del Señor,
porque él lo ordenó, y fueron creados;
148:6 él los afianzó para siempre,
estableciendo una ley que no pasará.
148:7 Alaben al Señor desde la tierra,
los cetáceos y los abismos del mar;
148:8 el rayo, el granizo, la nieve, la bruma,
y el viento huracanado
que obedece a sus órdenes.
148:9 Las montañas y todas las colinas,
los árboles frutales y todos los cedros;
148:10 las fieras y los animales domésticos,
los reptiles y los pájaros alados.
148:11 Los reyes de la tierra y todas las naciones,
los príncipes y los gobernantes de la tierra;
148:12 los ancianos, los jóvenes y los niños,
148:13 alaben el nombre del Señor.
Porque sólo su Nombre es sublime;
su majestad está sobre el cielo y la tierra,
148:14 y él exalta la fuerza de su pueblo.
¡A él, la alabanza de todos sus fieles,
y de Israel, el pueblo de sus amigos!
¡Aleluya!
Oracion para irradiar a Cristo(JOHN HENRY NEWMAN)
Amado Señor,
Ayúdame
a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya.
Inunda mi alma
de espíritu y vida.
Penetra y posee
todo mi ser hasta tal punto que toda mi vida solo sea una emanación
de la tuya.
Brilla a través
de mí, y mora en mi de tal manera que todas las almas
que entren en contacto conmigo puedan sentir tu presencia en
mi alma.
Haz que me
miren y ya no me vean a mí sino solamente a ti, oh Señor.
Quédate
conmigo y entonces comenzaré a brillar como brillas Tú;
a brillar para servir de luz a los demás a través
de mí.
La luz, oh
Señor, irradiará toda de Ti; no de mí; serás
Tu, quien ilumine a los demás a través de mí.
Permíteme
pues alabarte de la manera que más te gusta, brillando
para quienes me rodean.
Haz que predique
sin predicar, no con palabras sino con mi ejemplo, por la fuerza
contagiosa, por la influencia de lo que hago, por la evidente
plenitud del amor que te tiene mi corazón. Amén.
Oracion al Espiritu Santo
Ven, Espíritu
Santo,
y envía del Cielo
un rayo de tu luz.
Ven, padre de los pobres,
ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
su dulce refrigerio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh luz santísima!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles.
Sin tu ayuda,
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está
manchado,
riega lo que está árido,
sana lo que está herido.
Dobla lo que está
rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está extraviado.
Concede a tus fieles,
que en Ti confían
tus siete sagrados dones.
Dales el mérito
de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.
y envía del Cielo
un rayo de tu luz.
Ven, padre de los pobres,
ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
su dulce refrigerio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh luz santísima!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles.
Sin tu ayuda,
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está manchado,
riega lo que está árido,
sana lo que está herido.
Dobla lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está extraviado.
Concede a tus fieles,
que en Ti confían
tus siete sagrados dones.
Dales el mérito de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.
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