La Formula Infalible
Quedamos en que cada mente humana contiene una acumulación
de opiniones, convicciones o conceptos errados –contrarios a la Verdad y en
conflicto con lo Principios básicos de la Creación- y que están perennemente
manifestando, en las condiciones exteriores, todas esas calamidades y
sufrimientos que aquejan al ser humano y el mundo en general; enfermedades,
accidentes, dolencias, pleitos, desarmonías, escasez, fracasos y hasta la
muerte.
Felizmente, nada de eso se ajusta a la Verdad del Ser.
Felizmente existe la manera de borrar todas esas creencias falsas y de sustituirlas por correctas, que no solamente
produzcan condiciones y circunstancias positivas, buenas, felices, correctas,
sino que, una vez corregido el error y establecida la Verdad en el
subconsciente, nunca más podrán volver a suceder las cosas negativas en
nuestras vidas. La orden ha sido cambiada. El imán ha cambiado de polo. Es
absolutamente imposible atraer algo que no encuentre ya su correspondencia en
nosotros.
La fórmula infalible es la siguiente: Cada vez que te ocurra
algo indeseable, que te enfermes, que te ocurra un accidente, que te roben, que
te ofendan, que te molesten... o que TÚ seas la causa de algún mal hacia otro o
hacia tí mismo... si eres afligido por un defecto físico, o moral, o de
carácter; si te desagrada alguien, si lo detestas, o si amas demasiado y sufres
por esto; si te torturan los celos; si te enamoras de alguien que pertenezca a
otro; si eres víctima de una injusticia; o eres víctima del dominio de otro.
(La lista es interminable, de manera que suple tú la condición que te esté
afectando).
Conoce la Verdad.
Así Jesucristo, el más grande de todos los Maestros de
Metafísica, dijo “Conoced la Verdad y ella os hará libres” [Evangelio de San Juan: 8, 32]. La Verdad, la ley suprema es La
Armonía Perfecta, la belleza, la bondad, la justicia, la libertad, la salud
(Vida), inteligencia, sabiduría, amor, dicha. Todo lo opuesto es apariencia. Es contrario a la ley
suprema de la Armonía Perfecta luego es mentira porque es contrario a la
Verdad.
Tu “YO” superior
es perfecto. En este momento y siempre ha sido
perfecto. No puede enfermarse porque es VIDA. No puede morir por la misma
razón. No puede envejecer. No puede sufrir. No puede temer. No puede pecar. No
tiene que luchar. No puede cambiar jamás. Es bello. Es amor, inteligencia,
sabiduría, dicha. Esa es la Verdad. Es tu Verdad, la mía, la de todos los seres
humanos, ahora mismo.
No es que el ser humano sea Dios. Así como una gota de agua
de mar no es el mar. Pero contiene todo lo que forma y contiene el mar, en un
grado infinitesimal; y para un átomo, esa gota de agua es un mar.
CUALQUIER COSA QUE
ESTÉS MANIFESTANDO; QUE TE ESTÉ OCURRIENDO CONTRARIA A LA ARMONÍA PERFECTA, O
QUE TÚ MISMO ESTÉS HACIENDO O SUFRIENDO CONTRARIA A LA ARMONÍA PERFECTA, SE
DEBE A UNA CREENCIA ERRADA QUE TÚ CREASTE, YA LO SABES, Y QUE POR
REFLEJO ESTÁS LANZANDO HACIA AFUERA Y ATRAYENDO SU IGUAL, DEL EXTERIOR. NO
TIENE NADA QUE VER CON TU YO SUPERIOR. ÉSTE CONTINÚA PERFECTO. SUS CONDICIONES
Y SU SITUACIÓN SON PERFECTAS.
Ahora, en cada una de las circunstancias enumeradas más
arriba, debes recordar lo que te acabo de decir, primeramente, y luego decir mentalmente
o en voz alta, como quieras, “NO LO
ACEPTO”.
Dilo con firmeza pero con infinita suavidad. Los trabajos
mentales NO NECESITAN de la fuerza física. Ni el pensamiento ni el espíritu
tienen músculos. Cuando tú digas “No lo acepto”, hazlo como si dijeras “No me
da la gana”, tranquilamente, pero con la misma convicción y firmeza, sin
gritar, sin violencia, sin un movimiento, sin brusquedad. ¿Me hago comprender?
Después de haber dicho “no lo acepto”, recuerda que tu YO
superior es perfecto; que sus condiciones son perfectas. Ahora dí: “DECLARO QUE LA VERDAD DE ESTE PROBLEMA
ES... (armonía, amor, inteligencia, justicia, abundancia, vida, salud,
etc., cualquiera que sea lo opuesto a la condición negativa que se esté
manifestando en ese momento). GRACIAS
PADRE QUE ME HAS OÍDO”.
No tienes por qué creer ciegamente lo que estás leyendo.
Debes comprobarlo tú mismo.
En el lenguaje metafísico esto se llama “un tratamiento”.
Después de todo tratamiento hay que conservar la actitud que se ha declarado.
No se puede uno permitir que entre la duda respecto a la eficacia del
tratamiento, ni se puede volver a expresar en palabras los conceptos, opiniones
y creencias de antes, porque se destruye, se anula el tratamiento.
El propósito es el de transformar el patrón mental que ha
estado dominado en el subconsciente, o sea, el clima mental en que has estado
viviendo, con toda su serie de circunstancias negativas. San Pablo dijo: “Sois
transformados por la renovación de vuestra mente” [Romanos: 12, 2]. Esta renovación se hace cambiando cada creencia
antigua a medida que vayan presentándose ante nuestra vida (o a nuestra
conciencia), en conocimiento de acuerdo con la Verdad.
Hay convicciones que están tan arraigadas que son lo que se
llama en el lenguaje metafísico “cristalizaciones”. Estas requieren más
trabajos que otras. Pero cada “negación” y “afirmación” que se haga respecto a
estas cristalizaciones va borrando el diseño original hasta que desaparece
totalmente y no queda sino la Verdad.
Verás los milagros que ocurren en tu vida, en tu ambiente y
en tus condiciones.
Tú no tienes defectos sino apariencia de defectos. Lo que
ves como defectos morales o físicos son transitorios porque al “conocer la
verdad” de tu YO verdadero, tu Cristo, tu Ser Superior es perfecto hijo de Dios
hecho a semejanza del Padre, comienzan a borrarse las imperfecciones que tú
estás presentándole al mundo. Es un hecho constatable. Todo estudiante de
metafísica cristiana te puede corroborar lo que acabo de decirte.
Esta es la Gran Verdad. No la olvides jamás. Comienza ahora
mismo a practicarla. Mientras más se practica más se realiza, más se adelanta y
más feliz te sentirás.
Acuérdate. Tú eres único, como tus huellas digitales. Fuiste
creado por un diseño único, para un propósito especial que no puede cumplir
nadie más que tú. Has tardado 14.000 años para evolucionar a tu sitio de hoy.
Las expresiones de Dios son infinitas. Tú y yo somos sólo dos de esas infinitas
expresiones. Tu Cristo es un ser inteligente que te ama con delirio y que tiene
siglos esperando que lo reconozcas. Llegó el momento. Háblale, consúltale y
espera sus respuestas. Es el guía y Maestro único para tí. Cuando tú llegues a
comprender, aceptar y realizar esta verdad, será el nacimiento de Cristo para
tí. Es lo que está profetizado para esta era. Es el Mesías. No es que Jesús
vuelve a nacer ahora. Es que cada uno va a encontrar el Cristo en su conciencia
y en su corazón, tal como le ocurrió a Jesús. Por eso lo llamaron “Jesucristo”.
Conny Mendez
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