Ser


EL DISFRAZ DE LA ESENCIA DIVINA


El gran sol.

Hubo una vez un gigantesco sol que destellaba e iluminaba todos los rincones del universo, y sus rayos llegaban a distancias inimaginables. En la propia evolución de ese sol, empezaron a desprenderse chispas de él mismo con conciencia, y empezaron saltar en todas direcciones preciosas chispas, con muchos destellos, con muchos brillos, sublimes y con plena conciencia de su esencia solar y divina.

El recorrido de las chispas.

En su recorrido empezaron a revestirse de diferentes energías solares que rodeaban su camino, y eran plenamente conscientes de que se estaban envolviendo en una energía un poquito menos brillante de la de su sol. Esa era la idea, que fueran asumiendo, que incorporaran otras energías a su esencia solar.

Y sucedió que fueron viajando y a la vez encontrando otros tipos de vestiduras que iban añadiendo a las anteriores, y era un disfraz sobre otro disfraz, hasta que llegó un momento que las mismas chispas no podían reconocerse unas a otras, tan cambiadas estaban, su manifestación externa era completamente diferente. Sin embargo la esencia de todas ellas, seguía siendo la luz solar.

El origen de la humanidad.

Y después de muchos eones de tiempo, estas semillas de luz totalmente disfrazadas, fueron sembradas en el planeta tierra, y de ahí surgió la humanidad, con este destino maravilloso de ir dejando cada uno de los disfraces, cada una de las vestiduras, para volver a ser esa chispa de sol y volverse a integrar a él, habiendo adquirido gran experiencia y sabiduría en ese camino de descenso y de regreso.

El ser interno

Cuando hablamos del ser interno, estamos hablando precisamente de esa luz con conciencia, de esa esencia, que es energía muy pura y sutil, que es la misma esencia del creador. Cada ser humano que despierta esa conciencia, que se sabe y se siente así, que se siente brillar, arder y quemar a todo lo que le rodea, que desprende de sí constantemente ese aroma y ese humo de incienso, es una alabanza a todas las creaciones superiores, especialmente a su Padre Solar.

El despertar de la conciencia

Cuando se despierta esa conciencia, se acaban absolutamente todos los problemas del plano tridimensional, el dinero y las posesiones dejan de tener sentido, la salud viene como una consecuencia natural de la fuerza interior, la sabiduría espiritual, colma todas las lagunas de ignorancia y se manifiesta externamente. Y así, el conocerse cada uno así mismo, en ésta su verdadera y esplendorosa esencia, hará que los problemas que tienen con su familia, con sus colegas de trabajo, con sus superiores, con sus subordinados, con sus amigos, con sus vecinos, con todos aquéllos que les prestan servicios o ustedes se los prestan a ellos, ya no tengan la misma fuerza. No habrá otro ser humano, chispa disfrazada, que no puedan ustedes reconocer, que no puedan ustedes amar, que no puedan ustedes comprender, que no puedan ustedes volcar en ellos todo lo que están sintiendo como seres espirituales de conciencia despierta.

Vivir en conciencia de lo verdadero.

Traten de vivir aunque sea cinco minutos al día en esa espléndida conciencia de luz, que brota a raudales, que se expande con toda generosidad hacia el infinito y llega hasta los confines más lejanos de su galaxia, siéntanse aunque sean cinco minutos en esa conciencia, para que poco a poco puedan extender este estado de suma plenitud a todas las acciones cotidianas. Conózcanse a sí mismos como lo que realmente son, y vean en todos los demás lo que también ellos realmente son.

Muchas iglesias de la tierra pregonan que todos los seres humanos son hermanos, es una buena analogía; en realidad, son mucho más que hermanos, son chispas del mismo sol, brillan igual, su esencia es la misma, son uno mismo todos, todos son uno.

Les voy a dar mi bendición, deseando que todos los disfraces de su chispa divina, vayan siendo dejados a un lado para que pueda brotar esa esencia que está pidiendo a gritos manifestarse en la tercera dimensión.





LA ESENCIA DE TODO ES EL AMOR.

La esencia del fuego.

¿Cuál es la esencia del fuego?, la esencia del fuego es amor, porque eso es lo que hace que arda, ilumine, caliente, vibre, se comunique, todo es por la fuerza del amor. Es un amor que se manifiesta en forma abrasadora, ardiente, fuerte, pero es amor.

La esencia del agua.

Y ¿cuál es la esencia del agua?, es amor, por amor forma un ser, un ser cohesionado que se amolda siempre a cualquier espacio, y fluye siempre que tiene oportunidad de hacerlo, se brinda siempre sin egoísmos y sin partidismos. El agua es amor, es el amor que fluye, el amor que refresca el amor que entona, y vivifica.

La esencia del aire

¿Cuál es la esencia del aire?, también es el amor, hasta los vientos y huracanes, hasta las ráfagas más fuertes, están llenas de amor, los vientos suaves son las caricias de los átomos que vibran y se expanden por todo el planeta tierra, para acariciar a todos los hijos de Dios; las rachas fuertes están llenas de amor, para barrer y limpiar, para comunicar rápidamente, para envolver a todo el planeta en la sutilidad de las vibraciones superiores.

Como podrán adivinar, la esencia de la tierra es amor, vean a su madre tierra, con qué amor se da, con qué amor los cobija, con qué ternura atiende a cada ser vivo que está en ella, a cada ser que vibra al unísono con ella. Si seguimos repasando todo lo que nos rodea, absolutamente todo tiene una esencia y se puede reducir a esa palabra: Amor.

La esencia de Dios

¿Cuál es la esencia de Dios?, AMOR, es ese amor que se derrocha, que se da sin medida, que no hace distinción de personas ni de cosas, es ese amor que se vuelca, es ese amor que como catarata, inunda los lagos y regocija el corazón del hombre, es como esa lava volcánica que sale a presión y con la fuerza de su mismo corazón para cubrirlo todo, con esa capacidad fecundante de lo que ha sido tocado por el fuego y las cenizas.

La esencia de Dios es amor, ese amor que es música, que es esa vibración, esa sinfonía eterna, esas notas que descienden desde su propia naturaleza hacia toda su creación, buscando en cada una de sus criaturas esa otra nota que vibre, que encaje con la sinfonía de Dios. Y ese amor de Dios es la poesía, es el ritmo, es esa vibración cantarina del poder de las palabras que hacen lo que dicen, y realizan en toda su extensión el sentido exacto de cada palabra armoniosa.

La esencia de Dios es el amor, es un amor lleno de sabiduría, lleno de conocimiento, lo expresamos así para poder analizar despacio todo lo que ello significa, y en realidad el amor de Dios tiene todos los atributos, todas las cualidades y toda la fuerza que puedan ustedes imaginar. Y sigan viendo cómo el amor de Dios que es su esencia, fluye a través de los hilos conductores, a través de los cuales tiene contacto con cada ser creado de todos los mundos, y todas las galaxias, y todos los soles, y todos los universos, y todos los planetas y todas la cosas creadas.

Es un amor sin arrepentimiento, porque su esencia es eso, amar, dar, gozarse en su creación en cada una de sus criaturas.

La forma de amar de Dios

Dios ama hasta el grado de permitir equivocaciones que sirven de lecciones para que aumente el grado de conciencia, y es un júbilo mayor cuando cada ser de su creación, aprende la lección y regresa de nuevo a ese corazón inflamado de amor, el corazón de Dios, con una mayor comprensión de lo que es Dios.

Sí, en efecto, es para perderse en ese enunciado, déjense llevar por ese imán que los atrae irreversiblemente, déjense atraer, déjense integrar al corazón mismo, a la esencia misma de ese maravilloso ser que llamamos Dios. Entren y hagan su morada permanente ahí, sus manifestaciones terrenas no son más que esas salidas de casa para prestar servicios a los demás, pero la morada real, la morada verdadera, la casa única está en el mismo centro del corazón de Dios, y esa casa es todo amor.

En esta ocasión los voy a dejar en este maravilloso lugar, cada quien va a poder regresar al planeta para su servicio, cuando quiera y como quiera, pero sepan de una vez por todas que su morada verdadera está en el corazón de Dios.

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